Todos tenemos claro que –a menos que sea a la mansión de Ricky Ricón– cambiarse de casa no es nuestro momento favorito de la vida. Un sinfín de enseres, muebles, ropa, recuerdos deben ser movidos de un lugar a otro, con las consecuencias que eso implica tanto para empacar como desempacar.
Y la vida en grandes ciudades no nos hace las cosas simples, pues si cambiarse a una casa ya es un lío, esto se complica aún más en el caso de que te vayas a cambiar a un departamento en altura.
Está bien: puedes usar un carro de supermercado para echar tus cosas más chicas y ropa y subirlo todo cómodamente por el ascensor, el refrigerador y cocina también cabrán sin problemas en la mayoría de los elevadores, pero… ¿qué pasa con los artículos más grandes, como camas, obras de arte de gran tamaño y grandes sofás?
Y es que, a veces, por más que queramos, no será posible desarmar un artículo de nuestros enseres para luego armarlo una vez dentro del nuevo hogar.
La mudanza en altura, o izaje, se lleva a cabo cuando los objetos tienen un volumen tal que exceden los tamaños de puertas, escaleras o ascensores en un edificio. Como su nombre lo sugiere, consiste en subir por fuera, mediante grúas o una polea accionada por la fuerza humana, los objetos, a modo tal que puedan entrar, por ejemplo, por el ventanal de tu edificio.
No es tan simple como suena, pues además de requerir del personal cualificado para salir airoso del proceso, se necesitan cuerdas de alta resistencia, poleas especializadas y, sobre todo, cajas y protectores que no solamente sean capaces de resistir el peso del objeto a mover, sino que también, de protegerlos en caso de golpes, o del mismo accionar de las poleas y la cuerda.
¿Qué aspectos debo considerar?
Además de realizar una buena medición del ventanal por donde quieres entrar tus objetos – que mal sería llegar arriba y darse cuenta que, de todas formas, no va a caber – debes tener en cuenta que el personal que haga este procedimiento, ya sea con o sin una grúa mecánica, deben tener un espacio en tierra lo suficientemente amplio como para realizar su labor con seguridad y comodidad.
Otra buena idea es revisar el pronóstico del tiempo un día antes de que hagas el izaje: excesivo viento, lluvia u otras condiciones climatológicas pueden poner en peligro no solamente los artículos a mover, sino que también la seguridad de los trabajadores, tuya o de tus nuevos vecinos.
Finalmente, es en este último punto donde cabe hacer hincapié: antes de mover cualquier cosa debes avisar a los conserjes de tu edificio – o a los vecinos, en caso de no tener a alguien encargado en la puerta – de que realizarás este procedimiento. De esta forma, todos podrán adoptar las medidas de seguridad adecuadas.
No te preocupes, si estás evaluando contratar uno de estos servicios para tu futura mudanza, nuestra guía de expertos puede serte de gran ayuda